...............................................................................................................Rasputín
.........................................................................Ritos con flagelación y sexo

e trata de ritos practicados por la secta rusa de los Khlystis, ritos para los cuales existía el más riguroso de los secretos. Los preceptos y las ideas de la secta no debían ser revelados a ningún profano, ni siquiera al propio padre o a la propia madre; en cuanto a lo externo, se prescribía no alejarse de la ortodoxia, pero se la consideraba como "la falsa creencia".
Antes que
nada es preciso declarar que los hechos a los que hacemos alusión figuran en un conjunto bastante bastardo e híbrido. En formas degradadas, groseras y populares, en los ritos de los Khlystis se han conservado residuos de ceremonias orgíacas pre-cristianas que han perdido su forma originaria y esencial, para, paradójicamente, absorber algunos motivos de la nueva fe. La premisa dogmática de la secta es que el hombre es potencialmente Dios. El puede tomar conciencia de ello y, a través de esto, serlo también de hecho, realizando, si es un hombre, la naturaleza de Cristo (de ahí la denominación de la secta), si es una mujer, la de la Virgen, cuando, por medio del rito secreto, él o ella provoca el descendimiento transfigurante, sobre él o sobre ella, del Espíritu Santo. Este rito secreto se celebraba a media noche. Los participantes, hombres y jóvenes mujeres, se cubrían solamente con una túnica blanca sobre una desnudez completa (desnudez ritual). Después de una fórmula invocatoria, se comenzaba una danza circular, los hombres formando en el centro un círculo que se movía rápidamente en el sentido de la marcha del sol, las mujeres formando, por el contrario, una rueda exterior a la primera, y girando en una dirección opuesta, anti-solar (referencia ritual a la polaridad cósmica reflejada por los sexos). El movimiento se hacía cada vez más vertiginoso y salvaje, hasta que algunos miembros se iban separando de la rueda y se ponían a danzar aisladamente, como los antiguos vertiginatores y los derviches árabes, con una rapidez tal que, según dicen, a veces, no se les distinguía ya el rostro, cayéndose y volviendo a levantarse (danza como técnica del *éxtasis). El ejemplo actuaba de una manera contagiosa, pandémica. Como factor ulterior de exaltación se insertaba la flagelación, el recíproco azotarse de la masa de los asistentes, hombres y mujeres (el dolor como factor erótico-extático). En el acmé de esta exaltación, se comienza a presentir la transformación interior, el inminente descendimiento del Espíritu Santo invocado. En este momento, los hombres y las mujeres se desnudaban, despojándose de las blancas túnicas rituales, y se emparejaban promiscuamente; la inserción de la experiencia del sexo y el trauma del coito llevaban el rito a su intensidad límite.
La hibridez de estos ritos se desprende del hecho de que ellos tienen por centro a una joven, elegida vuelta a vuelta, en la que se ve a "la personificación de la divinidad y, al mismo tiempo, el símbolo de la fuerza generativa"; ella era adorada, ya como la Madre Tierra, ya como la Santísima Virgen de los cristianos. Se ofrecía completamente desnuda al final del ritual secreto, para distribuir a los fieles granos de uva secos, en el sentido de un sacramento (104). Este detalle hace reconocer fácilmente, en la ceremonia secreta de los Khlystis, una prolongación de los ritos orgíacos antiguos que se celebraban bajo el signo de los misterios de la Gran Diosa ctónica y de la Diosa desnuda.
Es interesante hacer notar que, en la secta en cuestión, el sexo estaba rigurosamente limitado a este uso ritual y extático; en efecto, a todo otro respecto, la secta profesaba un ascetismo rígido, condenando todo tipo de amor carnal, hasta el punto de estigmatizar el mismo matrimonio. De hecho, para todo lo demás presenta una neta analogía con otra secta eslava, la de los Skoptzis, en la cual el ascetismo llegaba hasta a prescribir la castración de los hombres y de las mujeres, pero conservando el fondo originario, puesto que, en los ritos de es
*ta secta, una joven desnuda figuraba igualmente como centro. Es probablemente un eco del culto propio de otra de las formas de los misterios de la Gran Diosa, de la Cibeles frigia; culto que, a menudo, se asociaba a mutilaciones similares cumplidas en el frenesí estático.
A la secta de los Khlystis pertenecía el starez Gregori Efimovitch Novy, llamado Rasputín. En esta figura, de la que tanto se ha hablado, se han conservado todavía ciertos rasgos del orgiasmo místico. Ya es de por sí significativo que, con el título de starez, viejo santo, se pueda asociar el sobrenombre de Rasputín, que deriva de rasputnik, equivalente a disoluto; sobrenombre que él conservó siempre.
......................................................................................................................(Julius Evola, fragmento de "Metafísica del sexo").

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