.................................................................................. BDSM neopagano
....................................................................................... Raven Kaldera
ás o menos en los últimos diez años, la gente en la comunidad BDSM ha empezado a darse cuenta de que las prácticas sexuales dramáticas, intensas e incluso peligrosas, pueden ser utilizadas como herramientas espirituales para toda una variedad de propósitos. En ocasiones, esta relación entre ambas perspectivas surge observando las prácticas similares al SM (sadomasoquismo) de culturas antiguas, que mayormente tienen que ver con sus creencias religiosas. A veces se trata de algo más radical y personal, en medio de una escena que se supone que era sexo kinky pero que de repente se convirtió en algo mucho más profundo y viejo y más conectado con lo sagrado. En ocasiones, después de que uno despeje su mente y descienda de la experiencia, empieza a decir cosas como, "eso estuvo más cerca de Dios/los dioses de lo que nunca lo estuve antes. ¿Cómo puedo vuelver allí?".
Las culturas primitivas han utilizado suplicios físicos, emocionales y sexuales para obtener estados alterados de consciencia mucho más de lo que a los occidentales modernos nos gustaría admitir. Podemos utilizar algunas de sus técnicas, pero sus contextos son a menudo opacos para nosotros, al no haber sido criados en su cultura tribal. Necesitamos crear nuestro propio conjunto de rituales de suplicio que resuenen con nuestras experiencias y que aun así no participen en el materialismo negativo de nuestra sociedad. De hecho, idealmente serían un antídoto para este...
Podemos ver un comienzo de este anhelo por rituales de suplicio físico en la ola del primitivismo moderno que nos barre, con sus prácticas sintomáticas como piercings, tatuajes, y otras formas de modificación corporal temporales y permanentes. El hecho de que los adolescentes vayan como un rebaño hacia ello habla no sólo del duradero problema de la presión del grupo, sino de la necesidad de ritos de paso que se sientan como reales, como si uno hubiera sobrevivido a algo que merecía la pena hacer. Aquellos que van más allá del punto de los pendientes en el ombligo y los tatuajes de Mickey Mouse pueden encontrarse colgando de garfios en un potro, buscando -y posiblemente encontrando- su unidad con alguna Fuerza Divina a través de su propia carne y química cerebral. Sin embargo puede que no se den cuenta de que esto es lo que están buscando inconscientemente hasta que llegue y les coja, y es por esto por lo que quienes supervisan tales cosas deberían estar bien versados tanto en magia y rituales como en dónde localizar garfios y agujas.
La comunidad neopagana en general ha sospechado un tanto de los fenómenos del BDSM y la modificación corporal que poco a poco han ido ganando inercia entre los suyos. Sus objeciones son muchas. Un concepto erróneamente feminista sería el de que todo sexo doloroso o dinámica de poder sexual se convertirán inevitablemente en algo abusivo. Quienes no gustan del dolor podrían ver que infligirlo deliberadamente es abusivo, y que el deseo por recibirlo es enfermo y dependiente. La estética urbana de cuero-negro-y-tachuelas que empapa mucho del BDSM podría parecer un conflicto disonante con la fantasía bucólica estética de los neopaganos, cuyos clérigos visten demasiado a menudo como Galadriel o como escapados del movimiento hippie de los sesenta. Su otra estética, aquella de sus raíces tribales primitivas, podría incomodar a paganos idealistas que preferirían ignorar los aspectos oscuros o más dolorosos del primitivismo "natural" que idealizan. Los paganos hetero puede que vean el BDSM como algo que hacen los gays en los clubs de cuero, y que los paganos gays lo hagan como una infección de las dinámicas de poder marital de los cincuenta. Nadie parece quererlo en ningún lugar en que los niños puedan verlo, donde quizá puedan ser influidos respecto de un ideal de florecitas sobre el sexo "normal" y feliz. Y, finalmente, la mayor parte no ven cómo podría ser sagrada una cosa así.
Todos los actos de amor y placer son Sus rituales, dice la vieja máxima de "Aradia", y eso ha sido asumido como un evangelio por la mayor parte de los paganos. Sin embargo, la gente tiende a ser extremadamente subjetiva sobre lo que parece un acto de amor o placer para ellos, y tiende a juzgarlo a través de su propio deseo por tal acto, no respecto a si para otra persona podría resultar el billete para una noche caliente. Demasiado a menudo, si no es algo que quieran hacer, entonces ha de ser malo. Uno puede casi sentir la desesperación encubriendo una sensación de culpa... si tales cosas son aceptables, alguien podría pedirme que lo hiciera, y tendría que decir que no y sentirme culpable. Así que es más sencillo para mí si es sencillamente inaceptable y nadie pudiera siquiera soñar con proponerlo, o si lo hicieran, yo pudiera actuar horrorizado o con superioridad en lugar de arriesgarme a un rechazo. Quizá no son estas las razones de la mayor parte de la gente para actuar así, pero a veces me lo planteo.
Hagamos de esto algo personal en lugar de teórico. Me pidió un compañero autor, ocupado escribiendo un libro sobre prácticas sexuales paganas, que hablase sobre cómo funcionaba la sexualidad sagrada en mi vida. Puse la petición en mi escritorio, pensando que esto sería la cosa más sencilla del mundo; después de todo, creo que el sexo es sagrado, ¿no? Practico sexo ritual de forma habitual. Este cuestionario debía resultar sumamente fácil.
Excepto que no lo fue. Me senté ahí durante semanas, y de vez en cuando lo cogería y lo miraría, y lo dejaría otra vez. Al final me enfadé con mi Yo, y pedí saber cuál era el problema. Arrinconado, mi Yo admitió que de hecho había un problema, y era uno de autocensura. Había estado asumiendo que debía escribir algo dulce y New Age sobre el carácter sagrado de la sexualidad, sobre el cuerpo siendo sagrado, y sobre que no tendríamos más que encontrar nuevas formas de amarnos y todo eso.
A la mierda con eso. No es sobre eso sobre lo que trata mi vida sexual. Preferí ser honesto.
Soy un pervertido. Con eso quiero decir que no soy capaz de que se me levante para las cosas vainilla [no bdsm, D/s, etc]. Para poder estar satisfecho sexualmente, ha de haber algún tipo de violencia real o dolor o dominación, aunque sea tan sólo una fantasía. Mis fantasías sexuales son todas increíblemente violentas y grotescas, tal como lo es mi colección de porno. Soy un sádico sexual, y tengo una vena masoquista decente ahí también. Por el amor de Hel, tengo un esclavo. Y no quiero decir *tener*, no estamos jugando con ello. Me gusta la sangre, los cuchillos, los golpes despiadados, y asustar en serio a una persona. Ningún ser humano me resulta tan atractivo como cuando se encuentra tan asustado y caliente que no sabe si hacérselo encima del miedo o correrse realmente fuerte. Incluso entre los aficionados al BDSM, soy uno de los que juegan al límite, de los tipos a los que la gente del cuero "normal" echa miradas raras y habla a sus espaldas. Así es como he sido siempre. No puedo cambiar eso, estoy cableado así.
¿Y cómo puede ser eso "sagrado"? Te diré cómo. Porque también soy un chamán, he muerto y regresado (tuve literalmente una experiencia cercana a la muerte, una serie de visitas "divinas" y un cambio de sexo, y eso es lo serio que puede ser el renacimiento chamánico en nuestra cultura moderna), y todo lo que hago ha de estar canalizado hacia lo sagrado. Soy tan esclavo como lo es mi chico; y mi Señora, mi dominatrix, Aquella Que Es Dueña De Mi Culo, es Hel, diosa de la Muerte. Y es una dominante jodidamente mezquina. Si no hago lo que quiere, pateará mi culo de aquí a Niflheim. Y se asegura de que permanezca ético, en servicio espiritual a mi gente y a mi tribu.
(¿Quiénes son mi tribu? Hay muchos y dispersos. Son mi familia y mi grupo religioso. Son mis hermanos y hermanas transexuales. Son mis hermanos y hermanas gays. Y mis hermanos y hermanas pervertidos. Son cualquier pagano que se acerque y necesite mi ayuda. Soy uno de los pocos chamanes que sirve a estos grupos con todo el corazón.)
Intentaré desgajarlo... estoy escribiendo un libro sobre esto, titulado "La Luna Oscura Alzándose: BDSM Pagano". He visto que el BDSM espiritual puede partirse en tres áreas principales. Trabajaré con las tres. Son:
1.- Aplicación cuidadosa del dolor en contextos específicos rituales para poder llevar al sumiso a un estado alterado de consciencia utilizando sus propias endorfinas, acercándolo así al Espíritu. Los humanos han estado haciendo esto durante eones. Ejemplos tradicionales de esto son la Danza del Sol de Lakota, la ceremonia hindú Kavandi, las órdenes flagelatorias católicas, etcétera. Es el Camino del Suplicio, parte del Óctuple Camino de estados alterados de consciencia, y es más fácil que tomar drogas. Para darle a alguien esta experiencia, quien domina ha de tener habilidad, conocimiento, ser respetuosa y compasiva, y amar realmente el que alguien pueda sufrir un fuerte dolor. Es el camino del Iniciador. Lo conozco bien y lo hago para gente, a veces como un servicio, a veces (con mis propios amantes) porque elijo llevarles por ese camino por nuestro bien mutuo. Como sádico sexual, ansío herir. Hacer este trabajo no sólo lo convierte en ético (siendo consensuado) sino en sagrado, y les da el regalo de un intenso suplicio que no olvidarán, y que les ayudará a trabajar con sus propios límites en cuanto al dolor, el miedo, y la resistencia.
2.- Uso de un intenso teatro psicológico en un contexto ritual para crear un suplicio emocional hecho a medida para el sumiso, en el cual viajan a los lugares oscuros dentro de sí mismos y regresan sanos y salvos, habiendo aprendido cosas útiles en el proceso. Este es el Viaje arquetípico al Inframundo, y el dominante ha de ser a la vez quien conduce a las almas tras la muerte al otro mundo y las trae de vuelta, y el sustituto de los implacables Dioses de la Muerte que habitan ese oscuro lugar. Para hacer este trabajo el dominante ha de ser perceptivo, bueno a la hora de intuir a la gente, dramático, bueno a la hora de crear una estructura ritual intensa y dinámica, y despiadado. Hemos de canalizar las fuerzas del Inframundo a través de nosotros, y no podemos echarnos atrás o engañar al buscador. Ya sea la víctima de abusos sexuales que necesita reconstruir su asunto para poder manejarlo mejor, o la persona fóbica que necesita afrontar su miedo cara a cara, o quien abrumado por el dolor necesita ser forzado a llorar... es nuestra tarea sagrada como sacerdotes del Inframundo llevarles hasta el fondo y traerlos de vuelta vivos y mejor de como eran. Como vampiro psíquico, ansío miedo, dolor, ira y sexo. Esta es la forma que he encontrado para obtenerlo que no es meramente ética -lo cual consistiría en un resultado neutro-, sino también sagrada, causando más bien que mal.
3.- Uso de una relación D/s a tiempo completo como camino espiritual. Esto es raro incluso entre los pervertidos. Mi chico y yo practicamos un nivel extremadamente serio de trabajo de dominación-sumisión (no lo llamo juego, porque no hay nada de juego en la forma en que lo hacemos) lo que significa, en esencia, que ha jurado por su vida servirme. Para él, es un camino de servicio sagrado que se parece mucho a ser un monje o monja; llama al ser poseído "el monasticismo del BDSM". El neopaganismo rechaza el monasticismo y la disciplina espiritual, lo que creo que es un gran error. Por mi parte, siempre he tenido una fuerte necesidad psicológica de poseer completamente a alguien, y él siempre ha tenido una necesidad similar de ser completamente poseído. Esto nos ha metido en problemas a ambos con compañeros inadecuados, antes de que pudieramos averiguar qué era lo que necesitábamos.
Esto implica que para mí el maravilloso regalo de su servicio es una prueba que durará el resto de mi vida, una lección sobre el uso ético y sabio del poder. Tengo un gran poder sobre otro ser humano, del tipo que la mayor parte de la gente está convencida que resultará inevitablemente en corrupción y abuso... y no tengo otra opción más que el ser rígido éticamente sobre ello. No puedo abusar de él, o Hel vendrá con sus botas con clavos y me pateará el culo. Utilizar sabiamente el poder es una lección que he de aprender en esta vida, y no puedo fastidiarlo ni rechazar el regalo. Así que tengo un contrato muy elaborado sobre lo que puedo o no hacerle, y lo que se le requiere que haga para mí, y tengo mucho menos poder que la mayor parte de dominantes de "fantasía", por mi propia elección. Él es el sirviente del rey, el monje del clérigo, el padawan del maestro. Debo respetarle y ayudarle en su camino espiritual de servicio, lo cual significa que debo hacerlo bien.
Diría que el tema del punto en el que se cruzan mi sexualidad y mi espiritualidad, es la redención. El monstruo en mi sótano psíquico es impresionante. Convertir cada uno de sus contaminados deseos, instintos y necesidades en algo útil, algo que sirve a otros, algo que sirve al Espíritu, y que aun así complazca las necesidades de ese monstruo, ese es el reto que impulsa y estructura mi vida entera, no tan sólo mi vida sexual. Vivo a través de la disciplina espiritual, porque es la única opción segura para mí y para otros. Por algún motivo Hel necesita un vampiro sádico enfermo para su trabajo. Me encuentra útil como soy. No voy a discutir con ella.
La rede ética principal de la comunidad neopagana es "Mientras no dañe a nadie, haz tu voluntad". ¿Cómo, pregunta la gente, puede ser otra cosa que dañar cuando alguien se tambalea saliendo de una escena con moratones? ¿Cuando la sangre traza senderos en su cuerpo? ¿Cuando lloran y gritan y son pisados por la pesada bota de alguien? ¿Cuando firman entregar su vida a otro que llamarán Señor o Señora durante el tiempo que dure su contrato? ¿O en el caso contrario, cuando se sitúan en un lugar en el que podrían convertirse en tiranos, monstruos, asesinos en serie, donde un tropiezo podría tirarles por la resbaladiza pendiente que acaba con cuerpos enterrados en el patio trasero?
Mira nuestros ojos. Por nuestros deseos nos conocerás. Aquellos que somos mutantes de la Luna Oscura, cuyo cableado está construído para este tipo de cosas, no somos felices con el sexo de fruta-y-flores del mundo superior y sus soleados dioses. Somos como Inanna, quien caminó voluntariamente al reino de la Muerte, quien vio arrancado su nombre y poder, quien fue colgada de un garfio sobre el trono de la Reina de la Muerte, quien tuvo que ser rescatada por aquellos que cambian género en su cabeza y tienen la voluntad de llorar. Lo hizo porque no había otro camino para tocar la profunda sabiduría que buscaba, ningún otro más que tambalearse a lo largo de caminos oscuros al punto de necesitar la retirada, y confiar en toda la sabiduría del Inframundo la posibilidad de emerger triunfante algún día.
Mira nuestros ojos. Cuando regresamos con esos moratones, ¿caminamos más alto y más fuerte? Cuando tocamos nuestros cortes, ¿somos más serenos? Cuando entregamos nuestro poder, ¿crecemos más seguros de nosotros mismos? Cuando aceptamos poder sobre otros, ¿aprendemos más compasión? ¿Regresamos del Inframundo siendo mejores para el viaje? Así es como sabréis, aquellos de vosotros que estéis preocupados, si lo estamos haciendo bien.
Mira nuestros ojos. Si ves oscuridad reflejada allí, ¿es la oscuridad de las raíces, de las profundidades oceánicas, del cielo nocturno y la luna en hoz, de las tumbas de los Ancestros? ¿Es oscuridad sagrada? ¿Recuerda su olor a los densos bosques de Herne, la base crematoria de Kali, el dobladillo de la toga de la vieja bruja? ¿Es la base crematoria de la resurrección y el renacimiento? ¿Te asusta? No nos asusta a nosotros. Hemos estado ahí. Sus cenizas untan nuestras frentes. Síguenos abajo, aunque sea un pequeño trozo de camino.
Se dice que una vez alguien había entrado en la cueva de los Misterios Eleusinos y visto los ritos sagrados de los que nada cierto puede decirse, ya no temían a la Muerte. Estamos luchando para recrear nuestras propias versiones de estos misterios, y lo que sabemos mejor que el resto es que no puede ser fácil. No hay nada fácil sobre el Camino del Suplicio, pero en cualquier caso, nada que mereciera la pena resultó fácil nunca.
Toma las rosas en tus manos, y aprieta las espinas hasta que sangren tus manos, incluso mientras hueles el aroma de Afrodita. Cuando puedas entender por qué no hay contradicción aquí, el primer paso del camino se habrá abierto para tí.
..............................................................(Raven Kaldera, "El Camino del Suplicio: Introducción al BDSM Neo-Pagano").
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